El diagnóstico de autismo no es fácil de confirmar y por eso se denomina más adecuadamente como trastorno del espectro autista. La principal característica es la incapacidad del niño de tener una comunicación social adecuada, entendible y patrones de comportamiento, intereses y actividades repetitivas.
Se puede sospechar desde antes del año en niños que asisten al programa de control de crecimiento y desarrollo o por madres muy intuitivas que observan comportamientos diferentes de su hijo comparado con otros niños. En los niños que van a la escuela, la maestra puede informar a la madre las características diferentes de comportamiento del niño y algunas veces sugerir el diagnóstico y una consulta con pediatría.
Un signo temprano descrito de autismo, que la madre puede observar desde aproximadamente los 9 meses de vida; es la incapacidad del niño de establecer contacto visual con la madre (fijar la mirada) y seguir la mirada de la madre.
El pediatra aplica unos criterios diagnósticos (se deben cumplir todos) establecidos por especialistas en neurodesarrollo y realiza el diagnóstico diferencial (parecido al autismo sin ser autismo) con otras enfermedades o condiciones (superdotados, hipoacusia, retraso mental, tics, niño hiperactivo, trastorno del lenguaje etc.)
los criterios son:
Incapacidad para producir conversaciones o interacciones mutuamente agradables
Dificultad para coordinar la comunicación verbal con sus aspectos no verbales (contacto visual, expresiones faciales, gestos, lenguaje corporal y tono de voz)
Dificultad para ajustar el comportamiento al entorno social, falta de capacidad para mostrar los comportamientos sociales esperados, falta de interés en socializar, dificultad para hacer amigos incluso cuando está interesado en tener amistades.
Movimientos repetitivos, uso de objetos o habla (por ejemplo, mecerse, aletear o girar); ecolalia (repetir partes del discurso; repetir guiones de películas o conversaciones anteriores)
Insistencia en la igualdad, adherencia inquebrantable a las rutinas o patrones ritualizados de comportamiento verbal o no verbal (p. Ej., Ordenar juguetes en una línea)
Intereses muy restringidos y fijos que son anormales en fuerza o concentración (por ejemplo, preocupación por ciertos objetos [trenes, aspiradoras o partes de trenes); intereses perseverantes (por ejemplo, enfoque excesivo en un tema como dinosaurios o desastres naturales)
Respuesta aumentada o disminuida a la información sensorial o interés inusual en aspectos sensoriales del entorno (por ejemplo, respuesta adversa a sonidos particulares; indiferencia aparente a la temperatura; tocar / oler objetos en exceso).
Además Los síntomas deben afectar la función (por ejemplo, social, académico, completar las rutinas diarias), deben estar presentes en el período de desarrollo temprano. Sin embargo, pueden hacerse evidentes sólo después de que las demandas sociales y escolares superen la capacidad limitada del niño autista; en la vejez, los síntomas pueden quedar enmascarados por estrategias aprendidas.
Los síntomas no se explican mejor por la discapacidad intelectual (anteriormente conocida como retraso mental) o retraso global del desarrollo.
No todos los niños desarrollan el interés en interactuar con los demás y aprender de ellos, y en particular esto se refiere a los niños a quienes se han diagnosticado diferentes niveles de trastornos del espectro autístico. Las investigaciones dirigidas a comprender las causas de estos trastornos siguen en curso; una de las hipótesis que se están poniendo a prueba es que pueden ser resultado de un impedimento en el desarrollo temprano del “cerebro social"
Los seres humanos recién nacidos tienen una fuerte tendencia innata a interactuar con las otras personas de quienes dependen en cuanto se refiere al cuidado (abrigo, alimentación, afecto) y al aprendizaje (idioma, normas culturales, habilidades). Prestar atención a otras personas e interactuar con ellas requiere la puesta en práctica de distintas capacidades y sistemas del cerebro, que a veces se definen como “cerebro social”.
El diagnóstico definitivo de autismo lo realiza un especialista (p. Ej., Pediatra del desarrollo y comportamiento, psiquiatra infantil, neurólogo infantil, (neuro) psicólogo con experiencia en Autismo) e indica exámenes adicionales como tomografía o resonancia magnética del cerebro, electroencefalograma y pruebas metabólicas o toxicológicas.
Fuente: Trastorno del espectro autista: evaluación y diagnóstico
Autores: Marilyn Augustyn, MD L Erik von Hahn, MD
Si tienes más preguntas sobre este tema, contáctate conmigo en reyba8@gmail.com
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